Los sistemas y procedimientos edificatorios de crecimiento llevados a cabo en la última década en España han colaborado en el estallido de la famosa burbuja inmobiliaria. Los sistemas productivos intensivos, tanto en explotación como en producción, han generado no solo un importante deterioro económico de nuestra sociedad, sino también un importantísimo coste medioambiental cuya solución es incluso más complicada que la puramente económica.

La necesidad por tanto, de empezar a hacer un uso eficiente y sostenible de los recursos naturales y la aplicación de técnicas igualmente respetuosas tanto con el medio ambiente como con el desarrollo racional de nuestra sociedad, hace que no solo nos debamos plantear, sino que debamos cambiar con urgencia los conceptos, modelos y sistemas de crecimiento.

La Bioconstrucción desarrolla una filosofía óptima de convivencia entre los usuarios de los edificios, el medio ambiente que los rodea y la planificación y crecimiento sostenible de nuestras ciudades. Además, el uso de materiales que no sean contaminantes, de fácil reciclado o retorno al entorno natural, y que procedan del lugar de uso final, es decir, cercano a la ubicación del edificio, hace que mejore sustancialmente la eficiencia en el uso de los recursos naturales, así como de los procesos productivos.

 

PLUS DE CALIDAD

La bioconstrucción, por tanto, no sólo recoge estos aspectos, sino que también constituye una herramienta fundamental de competitividad y distinción de las nuevas edificaciones, consiguiendo viviendas de menor consumo y de mayor calidad y confort, además por supuesto, de su sostenibilidad y respeto al entorno.

Para la bioconstrucción es una prioridad la realización de un diseño artístico, saludable y sostenible mediante el que se pretende encontrar un equilibrio entre la cultura arquitectónica, sus técnicas de construcción y la investigación para el desarrollo de mejores soluciones constructivas con materiales autóctonos.

Con el análisis del pasado y la aplicación de las nuevas tecnologías compatibles con criterios ecológicos y útiles para los individuos, se podrá construir un futuro digno y sostenible, tanto desde el punto de vista medioambiental y económico como social.

 

CONFORT Y SALUD

Si analizamos someramente algunos aspectos relevantes que garantizan el confort y los requisitos de salubridad de nuestros edificios, nos damos cuenta de lo lejos que nos hemos quedado de conseguir unos niveles saludables en nuestras viviendas, aún cuando la actual normativa regula y establece los mismos. Incluso las investigaciones llevadas a cabo hasta ahora relativas a factores de confort y afecciones a nuestra salud en las viviendas, hacen más palpables los motivos que generan la necesidad de implantar los principios de la bioconstrucción en todas las ramas del proceso constructivo.

Así pues:

  • Una persona necesita cada hora de 30 a 60 m3 de aire fresco. En cambio, en numerosas viviendas y centros de trabajo actuales, esta demanda no puede verse satisfecha debido a los sistemas de cerramiento herméticos.

Las consecuencias son las dificultades respiratorias, fatiga, debilidad, dolores de cabeza, problemas de concentración, etc. Actualmente, el Código Técnico de Edificación (CTE) en el Documento Básico de Salubridad, y en su Sección 3, relativa a calidad del aire interior, regula esta obligatoriedad de renovación y ventilación de espacios, es decir, contempla estos conceptos

  • Otro aspecto a tener en cuenta es la humedad atmosférica relativa, que es baja en nuestro edificios (en torno al 25-30% en invierno). Esta atmósfera de aire seco hace que se levante más polvo y favorece la proliferación de resfriados, inflamaciones oculares, asma, etcétera. También en este aspecto la normativa actual vela por el cumplimiento de espacios más saludable. Así, el Reglamento de Instalaciones Térmicas del Edificio (RITE) establece una humedad relativa al 40-50% en ciclo de invierno y de 45-60% en verano.
  • Gran parte del material de construcción emite vapores insalubres, incluso con niveles de actividad elevada, climas eléctricos insalubres, etc. El uso de estos materiales, que han venido y vienen empleándose frecuentemente, puede producir molestias de tipo nervioso, alteraciones cardíacas, somnolencia, proliferación de resfriados, inflamaciones oculares… En definitiva, alteraciones de mayor o menor grado que afectan diariamente a la salud de los usuarios de los edificios.

Como se observa en los someros puntos anteriores, el objetivo a conseguir es un ambiente habitable y sano.

Y en esto la bioconstrucción debe ser la apuesta de futuro, un futuro que debe ser ya presente. Por tanto, los aspectos a los que afecta la bioconstrucción hacen que esta tenga un marcado carácter interdisciplinar, no sólo profesionalmente, desde el punto de vista técnico (aparejadores, arquitectos, ingenieros) y medioambiental (biólogos, geólogos, etc.), sino también desde todos los aspectos relacionados: explotación, industria de fabricación, logística, oficios especializados, etc.

La bioconstrucción no resulta más cara que las tipologías constructivas actuales si tenemos en cuenta los ahorros que supone implantar criterios de sostenibilidad y eficiencia en los edificios, además de suponer la creación de ambientes más sanos en las viviendas, que van a contribuir no solo a una mejor calidad de vida de los usuarios, sino también a un sustancial ahorro debido a la reducción de gastos médicos, evitar edificios enfermos, urbanismo sostenible y no masificado ni agresivo con el entorno y, en definitiva, evitar los niveles de calentamiento global.

  

IMPLANTACIÓN

¿Cómo implantar elementos que contribuyen a la bioconstrucción?

  • Utilizar materias primas renovables, como la madera y sus subproductos, la arcilla, etc.
  • Uso energías renovables, por ejemplo, instalando colectores y células solares, realizando las fachadas acristaladas orientadas al sur o recurriendo a sistemas de calefacción alternativos con geotermia. La importancia de las energías renovables seguirá creciendo debido al aumento del precio del petróleo y al cambio climático. Por lo cual, es muy importante que cada vez más se comercialicen productos que presten servicios ecológicos de una manera profesional.
  • Diseñar y ejecutar los edificios con elementos constructivos que tengan la máxima capacidad de difusión y características higroscópicas para regular la humedad interior, absorber los malos olores, sustancias tóxicas, mantener seco el ambiente del edificio y evitar los daños producidos por la humedad y el enmohecimiento. Por ejemplo, se puede prever la colocación bajo el techo de un tablero de conglomerado de madera blanda, que repele el agua y permite la difusión de la humedad.
  • Uso de la arquitectura pasiva para el diseño, así como respeto al entorno y sus tipologías vernáculas.
  • Evitar climas eléctricos insalubres, cargas electrostáticas, campos electromagnéticos, etc. En muchas viviendas das, escuelas y centros de trabajo, a causa del uso generalizado de plásticos y pinturas de resinas sintéticas, se producen estas situaciones.
  • Proporción equilibrada de aislamiento térmico y la acumulación de calor dentro de la vivienda. Una temperatura demasiado alta o demasiado baja reduce el confort y provoca a la larga problemas de salud, al igual que una temperatura uniforme en toda la casa no es recomendable. Cada habitáculo debe cubrir sus necesidades térmicas.
  • Prever la renovación natural del aire interior, ya de obligado cumplimiento en el CTE.

 

Fuente: BIA. Bioconstrucción. David Arias Arranz